malditas obligacione...

- Yo . . . - recordé la promesa que le hice . . . estar siempre a su lado. No podía ocultarlo más . . . me estaban dando retorcijones en el estómago, incluso no podía respirar bien. Que iba a hacer . . . estaba muy confuso.- Yo . . . - o seguía mi destino o lo cambiaba drásticamente. Ella me dijo que me necesitaba, y yo tambien a ella. Si yo me iba, volvería a estar sola.- Yo en realidad . . . - necesitaba fuerzas para decirlo. Tome aire y tragué saliva.- Yo te amo desde el primer momento que te vi -

Suspiré de alivio. Me había quitado un peso de encima, aunque más bien me había producido mucha alegría decirlo. Ya respiraba con normalidad, y mi pulso se volvía a acelerar.- Lamento haberte dicho . . . que era un error . . . era el mayor acierto de mi vida . . . pero tu y yo somos muy diferentes . . . tu eres reina de los demonios, y yo un licántropo solitario . . . por mucho que te ame . . . prefiero morirme de pena antes de ver cómo te matan esos desalmados - dije con tristeza. Estaba en una escena muy peculiar, una vez sentía alegría, otra vez tristeza . . .

Me alegré de que el sentimiento fuera mutuo. Me sentía bien, demasiado bien, no pude evitar sonreirle con una de mis mejores sonrisas, no cabía de alegría en mi mismo.- Te protegeré aunque me cueste la vida . . . - la miré con ternura.- siempre pensé que no podía albergar tanta felicidad . . . pero ahora me doy cuenta que estando a tu lado, todo es posible - le acaricié la mejilla.- Ese beso . . . siempre será mi razón de existir -

Sus ojos me atraían como hacían siempre que los miraba. Me acerqué a ella tímidamente apartando mi mano de su mejilla y la besé tiernamente. Era la primera vez que sentía algo tan fuerte por alguien . . . y aunque el calor de sus labios quedaran latentes en los míos, no quería olvidar ese dulce sabor a felicidad, esa atracción irracional que sentía por ella. Me encantaba esa sensación, podría acostumbrarme a ella en poco tiempo. Cerré los ojos para no vislumbrar sus rojizos ojos que nublaban mi mente para poder concentrarme en ella. Me salvó la vida y ahora me ofrecía la felicidad eterna . . . era un verdadero ángel para mí. Me quedé besándola sin darme cuenta de que ya desapareció el rubor de mi cara.

Me aparté lentamente abriendo los ojos y esbozando una leve sonrisa.- Nunca llegué a pensar en este momento - dije casi en un susurro, aunque fué perceptible para ella. Sabía que sufriríamos muchas penurias . . . pero las superaríamos con esfuerzo.- Aun no he olvidado mi promesa - dije tímidamente recordándole aquellas palabras que le prometí en el lago.

Moví ligeramente la cabeza sacudiendo el pelo cerrando los ojos y sonriendo.- Pues ya que acabó la reunión Su Majestad, ¿permitiría a este humilde licántropo llevarla a pasear? - dije bromeando mientras seguía sonriendo. Lo que había ocurrido simplemente fué algo maravilloso, algo que recordaría todos los momentos de mi vida. Sin lugar a dudas, vivía un sueño del que no quería despertar.

Sonreí tímidamente.- Hacia donde nos lleven nuestros pasos . . . pero siempre juntos - dije alegremente. Por fin me daba cuenta de las limitaciones de alguien que no tuviera su corazón gemelo, teniendo a alguien con quien compartir tus sentimientos, podías alcanzarlo todo.- Desde que te miré a los ojos . . . se quedaron grabados en mi mente, y prometí que algún día tus ojos dejarían de estar tristes -

Le acaricié el pelo mientras la abrazaba.- Mantendré mi promesa hasta que exhale mi último suspiro - las palabras salieron por si solas. Me mantuve serio, ya que para mí era un asunto muy importante. Quizás pudiera parecer muy egoísta, porque la amaba porque era mi salvación, mi razón de vivir y el buenos días de cada amanecer . . . pero ella tambien se sentía bien a mi lado, así que pensé que sólo hacíamos lo que deseabamos.

Le sonreí.- Está bien - me dirigí a la puerta y la abrí de par en par para salir. Había algunos demonios por las cercanías, así que decidí improvisar para que no descubrieran lo que ocurrió. Hice una ligera reverencia indicándole la salida a Kira.- Gracias por la breve charla Su Majestad, lamento haber interrumpido su reunión - dije aparentando ser el sirviente que debía de ser.

Esperé un poco a que Kira se fuese y cerré las puertas de nuevo. Pasé por el pasillo donde los demonios se limitaban a mirarme desafiantes. Les sonreí dejándolos confusos y continué mi caminata siguiendo disimuladamente a Kira. La verdad es que me estaba pareciendo divertido eso de fingir, podría haber sido un buen actor.

Tomé dirección por otro pasillo que desembocaba en la entrada principal, como el pasillo que transcurría Kira. Había escuchado una parte de su conversación con el guardia sin quererlo, aunque me intrigaba bastante." ¿El día? . . . que podrá ser ". Seguí avanzando y llegué a la entrada antes que Kira. Miré de reojo a los guardias que custiodiaban la puerta y salí del palacio.- Uf . . . por fin he salido . . . - miré al cielo y para mi sorpresa había una luna llena violácea. Sabía lo que significaba . . . empezaba a sentirme extraño, mis ojos pasaron a una tonalidad más clara, casi blanca, para después volver a ser los de antes." Espero poder contenerme . . . "

Desvié mi mirada hacia el suelo para evitar el contacto visual con la luna. Después me acerqué con lentitud hacia Kira.- Lo hemos tenido fácil, ¿no? - dije en un susurro sonriendo. Dejé el tema de la luna a un lado, si los impulsos intentaban dominarme, me daría cuenta y actuaría rápidamente, no iba a dejar que algo malo pasase.

Le sonreí por su respuesta.- Por cierto, en el palacio escuché de la boca de un demonio que estaba hablando contigo algo acerca de "el día esta cerca" o algo parecido. ¿Es algo grave? - dije intentando no parecer preocupado. Desde el beso que los dos sentimos, siempre me llegaba a la cabeza sobreproteger a Kira, pero me negaba a hacerlo, ella sabía defenderse, además de que podría sentirse incómoda, y no me necesitaba para eso. ¿Entonces para qué me necesitaba? estaba muy raro esa noche, y posiblemente se debía a la luna que nos vigilaba sin pausa desde el firmamento.