malditas obligacione...

- Sí . . . supongo que sí - dije mirando el sol. Después miré a Kira y sonreí como solía hacer.- Más vale que nos pongamos en marcha, tus demonios estarán impacientes - dije sonriendo.- Seguro que se alegraran mucho de verme, creo que a uno le estoy empezando a caer bien - afirmé con la cabeza cerrando los ojos.- Que te apuestas a que me pide un combate . . . o incluso una cita, de los demonios nadie puede saber lo que se espera - dije riendo.

Me reí con ella.- Sí, será que los demonios son irresistibles - dije sonriendo.- Bueno, apresurémonos, que me espera una cita - miré por última vez por la ventana y me apoyé en la pared ligeramente esperando a que ella fuera primero.- Las reinas primero - sonreí por mi comentario e hice una leve reverencia.

Caminé a su lado.- Bueno, tienes sirvientes, una cama calentita, un palacio estilo anti-ángel, un ejército, . . . no creo que me importase vivir como rey - dije sonriendo.- Pero prefiero ser alguien normal - le confesé mirando hacia delante.- La libertad es la mejor cualidad de la vida . . . no merece la pena vivir una vida que no puedas vivir como quieras [...] quizás yo no podría soportar tu estilo de vida, por eso no dudé en sacarte de palacio, y lo volvería a hacer - dije sonriendo levemente.

- ¿Y qué quieres? - le pregunté sonriendo mientras seguíamos hacia la sala donde ocurriría la ceremonia. Me notaba extraño, nunca había visto una ceremonia y mucho menos de demonios.

- Has dicho que ser rey no te permite hacer lo que quieras . . . ¿y tu que quieres? - le volví a preguntar aun sonriendo. Guardé mis manos en los bolsillos y procuré pisar suavemente la moqueta para no interrumpir el silencio sepulcral que había. Estábamos cerca.

- Ten cuidado con lo que deseas, puede que algún día se haga realidad - le dije sonriendo.- Y si tu destino es ser reina . . . ten por seguro de que compartiré esa carga y estaré a tu lado - dije más serio y mirando al frente. Los murmullos eran cada vez más sonoros. Estaba intrigado por saber cómo era la sala de ceremonias, y sobre todo saber si tendría que sacar los dientes en la celebración.

- Soy yo el que tendría que dártelas . . . - los murmullos se acentuaban a medida de que seguíamos caminando y mi mirada se cruzó con la de un demonio. Esta vez no sonreí, cosa que me gustaba hacer para dejarlos descolocados, sino que le dirigí una mirada desafiante . . . iba a entrar allí y proteger a Kira si lo que pensaba ocurría.

Le acaricié levemente la mano al ver que no había nadie y que todos estaban en la sala de ceremonias.- Lo harás bien ^^ ya lo verás - le besé en la mejilla y le dediqué mi mejor sonrisa.- Estaré allí para defenderte, no lo olvides - le aseguré sonriendo.- No te pongas nerviosa, relájate y piensa en el hechizo, olvídate de los demonios, olvídate de mí, concéntrate en el conjuro y ya está - me separé a una distancia prudencial aun con la sonrisa en la cara.

Entré como ella me ordenó y cerré la puerta tras de mí. Me quedé delante de la puerta de brazos cruzados mirando a todos los demonios. Aunque en un principio quisiera mirar a Kira para ver si lo hacía bien, imaginé que la desconcentraría. Pasaba la mirada sobre los demonios uno por uno . . . cuando acabé de revisar la sala, me apoyé en la puerta mirando hacia el pedestal.

Me alegré de que Kira se defendiera tan bien de sus demonios. Volví a repasar a los demonios y conté bastantes, me asombraba que los mantuviera en calma. Miré a Kira después de unos instantes para comunicarle mi apoyo y después volví a mirar a los demonios, quería saber sus movimientos a lo largo de la ceremonia. Tampoco le quité ojo al demonio que se le acercó . . . posiblemente sería uno de los que quisieran ascender al poder.

Me acerqué decidido y con solemnidad hacia ella y usé la Luz Invernal para curar su herida del brazo. Después le miré y le sonreí en unos pocos segundos y me volví a retirar a mi posición. Por si acaso más puntos quedaban abiertos, silbé con mucho disimulo y ondas sónicas invisibles taparon ventanas y puertas, incluso inundé la sala con ellas por si había rejillas ocultas haciendo que no entrase aire. Querían debilitarla, pero por ahora habían fracasado.

La ceremonia fué más corta de lo que esperaba. Me fijé en Kira y le sonreí. Lo había hecho bien . . . ahora sus súdbitos estaban a salvo de la luna, y en vez de agradecérselo, sólo miran al libro de conjuros . . . empecé a usar mis sentidos al máximo, y aun no retiré las ondas sónicas, aun podían actuar y no me fiaba. Me quedé en la puerta en guardia.