malditas obligacione...

Abrí el armario y me vestí con la misma vestimenta que tenía. Después de eso, salté de nuevo por la ventana y me transformé en lobo de nuevo, llevando la ropa desgarrada en la boca. Al llegar al lago cercano al castillo, arrojé la ropa que se hundió después de unos minutos y volví al castillo esta vez yendo por el camino principal hacia la entrada. Me transformé en humano y miré a los demonios que antes preguntaron a Kira.- Buenos días - dije sonriendo.

Avancé por el pasillo principal ignorando sus miradas malhumoradas.- Estaré en mi habitación . . . por si alguien me necesita - dije dirigiéndome a un pasillo secundario por donde podía llegar a mi habitación. Me costó no mirar a Kira, pero lo logré. Abrí la puerta de mi habitación y la cerré tras de mí. Me acosté en la cama mirando al techo mientras pensaba en todo lo que ocurrió la noche anterior.

Me dormí en poco tiempo mientras me pegaba a la pared. Me encantaba estar así de tranquilo . . . pero probablemente la tranquilidad duraría poco en ese castillo.

Me desperté después de unas horas. Me incorporé y me senté sobre la cama observando mis manos. Alcé la mirada hacia la pared después de unos segundos y me levanté dirigiéndome hacia el pomo de la puerta. Lo giré con lentitud y cerré la puerta tras de mí. Caminé por el pasillo desperezándome poco a poco y recordé que hoy era el día de la luna violácea. Aumenté la velocidad para ver si podía encontrar a Kira.

Seguía deambulando por los pasillos hasta que por fin la encontré. Me fijé en que los pasillos estaban muy solitarios . . . a lo mejor estaban todos reunidos en una sala.- Buenos días, tardes o noches - dije sonriendo pues no sabía que hora del día era. Me fijé con curiosidad en el gran libro que llevaba . . . parecía importante.

- Sí, tenía sueño - dije sonriendo.- Por lo visto los demonios tambien, no los he visto en mi transcurso hasta aquí, y eso es bastante extraño, o están durmiendo, o están matándose para ver que plan hacen contra el sonriente licántropo - Dije con ironía. Después volví a mirar el libro.- ¿Ya estás preparando el hechizo? - le pregunté con curiosidad.

- Seguro que sí - dije sonriendo.- Espero que no seas tan desordenada como lo soy yo, que si no mal vamos - dije riendome. Apoyé las manos ligeramente sobre el alféizar de una ventana cercana y miré el horizonte. El cielo tenía un leve resplandor rojizo señalando que el fin del día estaba cerca, pero aun quedaba más tiempo para la salida lunar.- Creo que a los demonios no les harán mucha gracia verme en la ceremonia -

- Tranquila, seguro que lo haces bien - dije desviando la mirada hacia ella.- Los demonios se deberían de sentir alagados por tener una líder que no sólo piensa en la extinción de los ángeles o de los humanos, tambien piensa en el futuro de su pueblo . . . - miré de nuevo el horizonte fijandome en el avance de la oscuridad. Me sentía indefenso tras esos muros, la oscuridad flotaba en el ambiente y no me agradaba mucho, pero tendría que aprender a vivir con ello.

- Seguro que si alguno de ellos fuera rey todo esto estaría destrozado . . . me sorprende que admiren tanto la guerra, cuando lo único que causa son más y más destrozos . . . ningún líder de las facciones trata este asunto con democracia, parece que todos queremos la destrucción de todos y si eso pasa, ¿quién quedara para disfrutar de esos progresos? Nadie . . . la pérdida de un ser querido por causas de guerra debe de ser muy doloroso - el aire azotaba mi frente y mi pelo se revolvía mientras decía ese improvisado discurso.

- Entonces yo tambien seré exterminado - dije aun mirando el horizonte.- No puedes arriesgarte a tenerme cerca si eso ocurre, sabes que soy un licántropo y puede que en un futuro no pueda controlarme si veo como los licántropos caen, además, si los demonios prevalecieran frente a los demás, ¿crees que no se opondran a que aún siga existiendo alguien que pueda ser un futuro enemigo? Incluso puedo llegar a ser un obstáculo . . . - miré hacia abajo.- Así que si quieres comenzar esos planes, más vale que empieces conmigo - dije tristemente.

Giré la cabeza y le miré con seriedad, aunque después relajé mi rostro progresivamente sonriéndole.- Podré dormir tranquilo sabiendo que no planeas matarme - dije entre risas.- Mira, tengo el plan perfecto, me pongo un par de cuernos y creeran que soy un licántropo-demonio, o que soy un licántropo cornudo, o que me he cambiado de peinado - dejé de apoyarme en el alféizar y me acerqué a ella.- ¿Te gustaría más con cuernos? - le pregunté en voz baja sonriendo. Quería que olvidase mi comentario . . . sabía que ella me quería y que no me haría daño, pero siempre andaba con mi consciencia intranquila . . .

Me dejé llevar y separé mis labios de los suyos después de un pequeño espacio de tiempo.- Kira, no seas mala que como nos pillen se cargan a tu licántropo cornudo - dije riendo. En realidad lo hacía por ella . . . a mi me daba igual lo que me pasase si estaba así, besándola, diciéndole lo importante que era para mí cada segundo que mis labios estaban con los suyos.- ¿Sobre que hora es la ceremonia? - le pregunté para desviarme del tema.

Miré a través de la ventana como hizo ella.- Siempre pienso . . . que el sol desciende por los sueños perdidos de la gente . . . y que al día siguiente sube con fuerza empujado por nuevas esperanzas . . . siempre habrá una razón para sonreír, siempre habrá algo que te empuje adelante . . . siempre habrá algo que merezca la pena por lo que vivir - dije con seriedad. Después pensé que había dicho algo poco racional e incluso cursi. Me mantuve callado mientras seguía mirando por la ventana.