intentando encontrar habitacion...

Giré la cabeza lentamente hasta que mis ojos se posaron en los suyos y me sonrojé bastante. Que le decía ahora.- Ha . . . Hace una noche muy bonita, ¿no crees? - dije mientras intentaba ocultar mi rubor producido por haber roto la cama. Me fijé en que la almohada estaba tirada en la calle, y era pisoteada por un par de borrachos.

Me acaricié la nuca.- Bueno . . . es que estaba demasiado dura y . . . solo le di un par de saltitos inocentes, se rompió sola - dije intentando justificarme. No me podía estar quieto, tenía que romper la cama. Y para colmo tiré la almohada que era lo único que me consolaba al estar dormido en el camastro.- T_T menuda nochecita -

Miré hacia la calle.- No gracias . . . no debo dormir el lugar que le corresponde a una reina >.< - dije mientras tomaba aire y la volvía a mirar.- Por mucho que me quieras, tu eres una reina y yo un simple desgraciado, pero te aseguro de que te protegeré hasta que exhale mi último suspiro - me revolví un poco el pelo.- Ya te lo prometí una vez, y la llevaré a cabo esa promesa, es lo que más me importa . . . después de ti - después la mire muy fijamente.- Y si eres reina es porque eres más importante que todos esos demonios, quizás eso vió tu padre cuando te elijió como heredera . . . porque al revés que todos los demonios tienes un buen corazón y quizás lleves a tu ejército a otro tipo de conquista . . . -

- Cuando te veo . . . mi corazón salta de alegría, conmigo eres muy amable, incluso yo creo que te estoy empezando a ver como una familia . . . eres la única persona que tengo y siempre te voy a ver como un ejemplo a seguir . . . además, si no me equivoco hay un tratado por el que todas las razas están en paz unas con otras, ¿no? - dije interesándome por la historia de Imagic y a mi triste acompañante.

Me retiré cuando ví que se iba. Estuve muy tentado ir tras ella por si le ocurría algo . . . pero querría espacio. Sabía que se defendería si la atacasen, pero estaba algo preocupado. Me tumbé en lo que quedaba de cama y pude comprobar que al menos ya era confortable. Me coloqué las manos detrás de la cabeza y miré el techo mientras pensaba en todo lo acontecido hasta ahora. No sabía si Kira aun quisiese que estuviera a su lado, estaba algo confuso. Decidí intentar conciliar el sueño.

Me desperté aunque seguía dando vueltas en el colchón hasta que abrí levemente un ojo. Ya estaba amaneciendo. Me levanté de lo que quedaba de cama y me estiracé de buena gana. Fui al lavabo y empecé a lavarme la cara y me peiné lo más decentemente que pude. Después salí de la habitación bien ataviado y cerré la puerta. Me dirigí a la habitación de Kira y golpeé suavemente la puerta dos veces.- Buenos días, princesa - dije mientras me apoyaba en la pared esperando a que saliera.

Agarré la capa y me la puse. Después, la miré algo asombrado.- Tranquila, tendrías tus motivos . . . lamento haberte levantado tan temprano, pero puede que los borrachos se motiven ahora que es de día y empiecen a atacarnos - dije mientras sonreía al pensar la escena.- ¿Qué tal te fue en tu paseo nocturno? - pregunté con incertidumbre mientras la miraba con unos ojos vivaces y alegres.

- Bueno, salgamos de aquí antes de que esa gente se despierte y hagan preguntas molestas - dije mientras miraba hacia las escaleras.- Por cierto, al final pude dormir en ese camastro - afirmé mientras no pude evitar una sonrisilla malévola.- Me dió bastante guerra esa cama - mientras lo decía, pensaba en que habría hecho Kira en la playa a aquellas horas, pero preferí no darle más importancia.

Me fijé como me cogió de la mano y no pude evitar sentir un sentimiento de seguridad y cariño. Le apreté la mano contra la mía.- Nunca más estarás sola . . . - la miré con dulzura. Era como mi única familia . . . y me sentía raro cuando ella estaba cerca. Era una sensación de felicidad combinada con cariño y quizás algo más . . . lo único que sabía es que esa sensación no la había experimentado con nadie más.

Estuve tentado a quedarme mirándola todo el día, sus ojos rojizos me nublaban la mente, hasta que parpadeé rápidamente y sonreí.- Bueno, vámonos de aquí - mientras la seguía agarrando de la mano, bajamos las escaleras y pude apreciar que la mayoría de los parroquianos aún estaban tumbados en el suelo por la resaca, y el dueño de la taberna estaba durmiendo detrás de la barra.- Que gente más patética . . . - dije mientras los miraba con algo de odio. Después, abrí la puerta y por fin salimos al aire libre.

Respiré el aire puro que nos ofrecía la calle. Después volví a mirar a Kira y solté lentamente su mano aunque no quisiera, quería sentirla a mi lado y siempre que la cogía de la mano me sentía bien.- Por fin aire libre - dije mientras sonreía amablemente.- Me estaba ahogando en ese zulo - dije con cierto sarcasmo.- Bueno, ¿seguimos explorando la ciudad o vamos a desayunar a algún lugar? - pregunté indeciso.

Asentí con la cabeza.- Está bien, veamos que nos ofrece esta ciudad - dije sonriendo. Me guardé las manos en los bolsillos de la capa y empecé a caminar hacia el norte, y al poco tiempo divisé unos pájaros bastante raros.- Kira . . . ¿qué son esos pájaros? - dije mientras señalaba a un par de gaviotas. No sabía nada acerca del mar, y mucho menos de las criaturas que vivían en él o que lo necesitaban para vivir.

Asentí con la cabeza en señal de entendimiento.- Entonces si hay gaviotas, quiere decir que hay peces, y si hay peces . . . hay mar, esto es una ciudad portuaria - dije tras meditar un poco. Seguíamos avanzando hacia donde iban las gaviotas, y al rato se extendía ante nuestros ojos una enorme masa acuática donde los rayos del sol parecían iluminar el mar.- Guau . . . esto es el mar - dije mientras lo miré asombrado.