Caminando por el Palacio

Hacía poco tiempo que había llegado al palacio demoníaco, justo después de que Kyra me salvase. Una sesión de turismo no me venía nada mal. Salí de mis aposentos (una cama con sábanos rojas, un buró con sus artilugios de escritura, una silla, un armario y una estantería de libros) y empecé a recorrer los pasillos del palacio, cuyas paredes estaban cubiertas de unos hermosos cuadros que representaban el dolor, aunque algunos habían más normalitos. Ansiaba encontrarme por aquellos pasillos a la bella doncella que me salvó de mi oscuro final.

Al ver a Kyra, me apresuré e hice una cortés reverencia, con una suave sonrisa en el rostro.- Su Majestad, agradezco el buen trato que recibí de vos y espero serle útil en sus propósitos - observé su perfil y me fijé en su cara. Tenía un semblante arrogante, como el de cualquier miembro de la realeza, pero resultaba irresistiblemente hermoso. Desvié mi mirada de su rostro por considerarme ilegítimo de aquella gran belleza y me limité a mirar la moqueta colorada del suelo del gran pasillo.

Cerré los ojos. Recordaba con tristeza mi pasado, aunque hice un esfuerzo.- No soy un licántropo puro, mis orígenes eran humanos . . . mi vida era muy apacible, mi trabajo era salvar vidas . . . hasta que me condenaron al exilio por un crimen no cometido, dejándome a merced del clima gélido del lugar donde me encontró . . . allí me mordió un licántropo, tuve hipotermia debido a las bajas temperaturas y al virus de la licantropía, sin los cuidados de nadie . . . nadie se interesaba por mí . . . hasta que Su Majestad me encontró. Me encuentro con la obligación de servirla en lo que pueda, le debo mi vida y es la única persona que me importa . . . aunque está en su derecho de echarme de su palacio, aunque le seré leal . . . Su Majestad fué la única en ayudarme - acabé mi relato dedicándole una leve sonrisa.

Cerré los ojos cuando vi que los suyos me miraban y le dediqué una de mis mejores sonrisas.- Tiene unos ojos muy bellos, al igual que la sonrisa de sus labios, he estado tentado a juntarlos con los míos - dije aun sonriendo.- Su Majestad, no tema por mi vida, sólo soy un simple peón en el tablero, Su Majestad es la reina, la más peligrosa aunque la más vulnerable . . . sea consciente de su importancia en sus dominios y cuidese de los enemigos, lo importante es mantenerla a salvo . . . y eso intentaré hacer - dije abriendo los ojos mientras mi mirada se posaba en la suya. No hice ningún comentario más, seguí en la misma posición, inmóvil, como si fuese una estatua, frente a la hermosa mirada del pequeño demonio de ojos tristes.

Me reincorporé y sonreí de nuevo.- Tranquila, sé defenderme - anduve dando círculos a su alrededor, hasta que me paré enfrente suya.- ¿Quiere Su Majestad que me encargue de alguna misión o quiere que haga algo? No me gusta sentirme inútil, y mucho menos si es alguna tarea que hacer para Su Majestad -

Sonreí levemente.- Créame, es lo que más deseo, pero lo importante es cumplir sus deseos y no los míos - me fijé en que siempre que se dirigía a mí, sonreía, lo que me hizo alegrarme un poco.- Pero Su Majestad es usted, y Su Majestad manda -

- No debería salir del castillo, Su Majestad . . . aunque su deber es atosigante y un descanso no viene mal . . . de acuerdo, como deseéis - dije sonriendo.- Aunque deberá tener cuidado, no quiero que le pase nada malo . . . aunque como ya le dije, estaré ahí para protegerla -

Sonreí con ganas.- Esto va a resultar gracioso, pero Su Majestad me tendrá que sacar a mi del castillo, no conozco bien estos parajes . . . que situación tan embarazosa - dije riendo un poco. Me sentía feliz . . . por primera vez en mucho tiempo.

Entré con rapidez y cerré la pared tras de mí.- Guau, ha sido emocionante - dije sonriendo. A veces parecía algo sobrenatural que siempre sonriese frente a cualquier circunstancia de la vida, pero era así, además, estaba con el único ser que me importaba en el mundo . . . - Su Majestad dirá por donde vamos ahora -

Salí del palacio como hizo Kira y al llegar al exterior, cerré la compuerta. Después, la miré. La suave brisa acariciaba su cuerpo y éste desprendía una hermosura sobrehumana. Era una noche sin nublos, la luna no era llena y la noche estrellada.- Su Majestad, esta noche está muy hermosa, más que las estrellas que llenan el firmamento - dije sonriendo.

- ¿La pelota? Sólo digo la verdad . . . ninguna de esas estrellas tuvo la amabilidad de salvarme del más gélido infierno, muchas noches me contemplaron mientras me moría en plena agonía, pero solo Su Majestad me salvó de ese final . . . - esta vez no sonreí, me mantuve serio, aunque duró poco, pues no la quería preocupar.- Además, por muy luminosas y bellas que sean esas estrellas, Su Majestad las supera con creces - dije volviendo a sonreir. Era extraño, al lado de Kira todo tenía alguna solución, y a su lado me sentía feliz.

Percibí un claro donde había un lago rodeado de vegetación marchita, aunque algunas plantas sobrevivían como podían. El lago tenía aguas cristalinas. Me pareció irónico que un lago tan bello pudiese estar en un sitio así.- ¿Qué tal ese lago? - dije mientras me ponía a la altura de Kira y lo señalaba con el dedo índice. Supuse que era el lugar más apacible de estar en un radio de bastantes kilómetros.

La seguí mientras pensaba en todo lo acontecido hasta ahora. Quizás mi suerte cambiase con Kira . . . aunque no lo supiese a la perfección, confiaba plenamente en ella, se había hecho una pieza indispensable en mi vida . . . y si la perdiera . . . puede que mi vida acabase. Al menos tenía a alguien en el mundo que me quisiera a su lado, y eso me hacía feliz. Mientras seguía pensando, me dediqué a ver el panorama mientras avanzábamos hacia el lago, y luego miré fijamente a Kira, sonreí felizmente y volví a desviar mi mirada hacia el lejano horizonte.