En tierra de dragones

No me percaté de que Kira estaba en el poblado, ya que había salido de él y a la lejanía no podía percibirla con exactitud si no estaba en mi estado licántropo, además, no miré atrás, no quería volver a ver a ese encapuchado desagradecido. Me dediqué a responderle a Luchia.- Como tu digas, yo nunca he visto la playa, en mi tierra sólo había ríos congelados. Quizás sea una agradable experiencia - dije sonriendo.- Tú me tendrás que guiar - me transformé en lobo no sin antes asegurarme de que nadie me viese. Después me acerqué a Luchia y esperé a que se montase en mi lomo.

Sonrei muy tiernamente y me subi en su lomo agarrandome a su pelaje, anters me ajhuste el gorro para que no se me cayese, ahora estaba lista

-Adelante, te giare!

Emprendimos la marcha has ta la playa

(Off. Abro tema, vale?)

Alcé mi vista hacia una joven que había llegado volando al lugar. Tenía unas alas negras pero cuando aterrizó las hizo desaparecer y se fue a sentar. Como no me encontraba muy seguro de la situación decidí ponerme de pie y caminar en dirección a la chica para examinarla mejor, aunque, claro... Con disimulo.
Pasé caminando por el costado de la chica con la cabeza gacha pero la vista fija en ella, cosa que no se veía pues la capucha me hacía sombra en el rostro -Hmm...- Refunfuñé mientras pasaba caminando por al lado

Pasé caminando por al lado de la chica sin girar mi cabeza hacia ella pero mirándola, aunque no se notaba pues la capucha hacía sombra en mi rostro dejando ver sólo de la nariz para bajo.
Una vez que la había pasado caminé unos pasos más para luego frenarme y girarme lentamente hacia ella. Se veía algo rara y tenía que asegurarme, pues el péndulo que llevaba oculto empezaba a oscilar de un lado a otro sin control.
Estiré la mano izquierda hacia el suelo y dejé caer el péndulo que traía oculto bajo la manga, éste se tensó y apuntaba en dirección a la chica

-Hmmm...-


Nuevamente refunfuñé mientras le ordenaba al péndulo que se regresara a su lugar evitando hacer contacto visual con la chica. El péndulo no la debe haber señalado por nada

Una ligera sonrisa se denotó en mi rostro mientras miraba a la chica

"Realmente nunca pensé que tuviera esa apariencia... pero a decir verdad tampoco esperaba que fuera mujer siquiera"

Comencé a caminar lentamente hacia la chica mientras mantenía la cabeza gacha y el rostro volvía a tomar esa seriedad que llevaba normalmente


-Así que...-


Me paré frente a ella mientras agachaba el torso ligeramente en señal de reverencia y saludo. Si bien yo no servía a los demonios en sí, si no que directamente a los oscuros, una entidad superior, aún así supongo que tendría que conocer a los de mi propia raza.


-Si "él" no me hubiera dicho, no me hubiera dado cuenta-

Le hablé refiriéndome al péndulo ya que si no me hubiera indicado que ella era un demonio y uno tan poderoso, jamás se me hubiera cruzado por la cabeza que una chica así podría serlo

-En efecto... Así como yo también puedo ver que no eres un demonio cualquiera-

Nuevamente dejé caer el péndulo tras estirar el brazo izquierdo, pero esta vez quedó colgando

-Bueno, no es justo que tome crédito por una cosa que "él" hizo-

El péndulo se tensó y luego se enredó en mi brazo. Con la mano derecha me quité la capucha dejando ver mi rostro.

-Bishamonten... ¿A quién tengo el gusto de servirle?-

Negué con la cabeza mientras reía para mis adentros

-Acabas de confirmarme justo aquello que no quería creer...-

No sólo era más poderosa que un demonio regular, era la reina de los demonios... pero ¿Con esa apariencia? Vaya que engaña a cualquiera así

-Supongo que en ese caso debo prestarle mis servicios como reina de los de mi clase...-

Dije con poco gusto, ya que yo servía a los oscuros yendo más allá de la división típica entre las razas.
Miré hacia los costados para asegurarme de que no hubiera nadie en el lugar y volví a colocarme la capucha

-Los demonios somos conocidos y temidos por nuestra apariencia en sí. Con sólo vernos basta para asustarlos... Claro que me decepciona que la reina de los demonios se vea tan... tan...-

Iba a continuar mi oración con un cumplido pero no era propio de mí, además ya estaba diciéndole todo mal

-Pero por una cuestión de respeto hacia mi familia y hacia los míos tengo que hacer lo que tengo que hacer... Es por eso que le ofrecí mis servicios a su majestad-

Hablé en un tono sarcástico, pero realmente era eso lo que quería decir. Después de todo yo aún tenía mi código

-Si tuviera que pelear contigo no me confiaría... De hecho, todo lo contrario... Quien se atreva a hacer frente así siempre te dice lo peor. Pero así nomas... por simplemente juzgar una persona no me lo imaginaría-

Me acomodé la capucha con la mano derecha tirándola más adelante para que me cubriera mayor parte del rostro, luego de eso mi péndulo comenzó a retraerse para esconderse nuevamente bajo la manga izquierda de mi túnica.

-En fin... En todo caso, cuando me llegue el llamado responderé en el momento...-

Mientras le hablaba intentaba evitar el contacto visual directo por una cuestión de respeto. Luego de terminar de hablar agaché el torso ligeramente en señal de saludo para luego darme media vuelta y retomar el camino por donde iba. Aún tenía que reparar mis armas

Continué caminando por Kirk pero no encontraba un sólo lugar donde reparar mi arma, mis armas. La tarde pasaba a ser noche mientras el cielo anaranjado se iba tiñendo de azul lentamente y las primeras estrellas aparecían y si bien el viento seguía soplando con la misma intensidad que hace un rato era ahora cuando se sentía más frío, pues no estaba la abrazadora cobija que nos brinda el sol.
Decidí tomar lugar en un desolado callejón del poblado, donde permanecí en guardia todo el rato mientras esperaba que cayera mi primera víctima. Era de noche y la noche había que aprovecharla... ¿Qué mejor manera que con gritos de dolor y sufrimiento de otros?